Мигель де Сервантес Сааведра - Хитроумный идальго Дон Кихот Ламанчский / Don Quijote de la Mancha

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Мигель де Сервантес Сааведра - Хитроумный идальго Дон Кихот Ламанчский / Don Quijote de la Mancha краткое содержание

Хитроумный идальго Дон Кихот Ламанчский / Don Quijote de la Mancha - описание и краткое содержание, автор Мигель де Сервантес Сааведра, читайте бесплатно онлайн на сайте электронной библиотеки LibKing.Ru
«Хитроумный идальго Дон Кихот Ламанчский» – знаменитый роман Мигеля де Сервантеса, написанный в начале XVII века. Без сомнения, приключения Рыцаря печального образа и его верного оруженосца Санчо Пансы известны каждому, кто заинтересован в испанском языке и культуре. Данное издание позволит читателю познакомиться с обеими частями великого произведения в оригинале.
Книга сокращена и адаптирована в соответствии с нормами современного испанского языка; в тексте сохранена сюжетная линия и все особенности яркого языка автора. Cноски поясняют сложные моменты, пословицы и реалии, а в конце книги вы найдете краткий словарь.
Предназначается для продолжающих изучать испанский язык (уровень 4 – для продолжающих верхней ступени).

Хитроумный идальго Дон Кихот Ламанчский / Don Quijote de la Mancha - читать онлайн бесплатно ознакомительный отрывок

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El ventero le preguntó si traía dinero; respondió don Quijote que no llevaba nada, porque él nunca había leído en las historias que los caballeros andantes lo necesitasen. El ventero le dijo que se equivocaba, que no lo había leído porque era una cosa clara y evidente llevar dinero y camisas limpias. Además, solían llevar una caja pequeña llena de ungüentos [18] ungüento – лекарственная мазь para curar las heridas recibidas en los combates, porque no siempre en los campos y desiertos donde combatían había quien los curara.

Don Quijote prometió hacer todo lo que le recomendaba con toda puntualidad y luego empezó a velar las armas en un patio grande que había en la venta.

Don Quijote recogió todas las armas y las sobre una pila [19] pila – (зд.) водопойное корыто que había junto a un pozo. Cogió la lanza y comenzó a pasear delante de la pila. Cuando inició el paseo ya era de noche.

Uno de los arrieros [20] arriero – погонщик que allí había quiso dar agua a sus animales, por lo que tuvo que quitar las armas que don Quijote había colocado en la pila. Este, al verlo llegar, le dijo:

–¡Oh, tú, atrevido caballero que llegas a tocar las armas del más valeroso caballero andante! Mira lo que haces y no las toques, si no quieres perder la vida por tu atrevimiento.

El arriero no hizo caso de estas razones y quitó las armas allí. Entonces don Quijote levantó la lanza y dio un golpe tan grande al arriero en la cabeza que lo derribó al suelo dejándolo malherido. Luego recogió sus armas y volvió a pasearse como antes.

Los demás arrieros, que vieron lo sucedido, comenzaron a tirarle piedras a don Quijote, hasta que el ventero logró detenerlos diciéndoles que se trataba de un loco. El ventero gritaba y don Quijote gritaba más, llamando a todos traidores.

Finalmente, el ventero se acercó a él y le dijo que ya había velado las armas y que podía ser armado caballero allí, en mitad del campo.

El ventero cogió un libro. Le acompañaban un muchacho con una vela y las dos conocidas doncellas. Mandó ponerse de rodillas a don Quijote, fingió que leía una oración, levantó la mano, le dio un buen golpe en el cuello y después otro con su misma espada, siempre hablando entre dientes, como si rezara. Mandó a una de las damas que le colocara la espada a la cintura y, mientras lo hacía, ella le dijo:

–Dios haga a vuestra merced un venturoso [21] venturoso – счастливый, приносящий счастье caballero y le conceda muchas victorias.

Don Quijote le preguntó su nombre; ella respondió que se llamaba Tolosa. Entonces, don Quijote quiso que, desde ese momento, se llamase doña Tolosa, como corresponde a una gran dama.

Con la otra moza sucedió lo mismo. Su nombre era Molinera, y don Quijote le rogó que pusiera el don, doña Molinera.

Terminadas las ceremonias, don Quijote preparó a Rocinante, abrazó al ventero, que no le pidió ningún dinero por su servicio, y salió de la venta.

Capítulo IV

La primera hazaña de Don Quijote

Salió don Quijote de la venta al amanecer, tan contento por verse ya armado caballero que la alegría se le veía en la cara. Sin embargo, decidió volver a su casa para coger camisas y dinero y buscar un escudero [22] escudero – оруженосец . Pensó en un labrador vecino suyo, que era pobre y con hijos, para que le ayudara en el oficio de la caballería.

Con este pensamiento guió a Rocinante hacia su aldea, y el caballo comenzó a caminar con tanta gana, que parecía que no ponía los pies en el suelo.

No había caminado mucho, cuando oyó unas voces que salían del bosque. A don Quijote le pareció que alguien se quejaba.

–Doy gracias al cielo ―se dijo don Quijote―, pues pronto voy a poder cumplir con lo que debo hacer por mi profesión. Estas voces son, sin duda, de alguien que necesita mi ayuda.

Dirigió a Rocinante hacia el lugar de donde salían las voces. A pocos pasos encontró a un muchacho de unos quince años que gritaba; estaba desnudo de cintura para arriba y atado a un árbol.

Y es que un labrador estaba azotando al chiquillo mientras le decía:

–La lengua callada y los ojos listos.

Y el muchacho respondía:

–No lo haré otra vez, señor; prometo tener más cuidado del rebaño.

Viendo esto don Quijote, dijo muy enfadado:

–Bien podéis pegar a quien no se puede defender. Subid a vuestro caballo y tomad vuestra lanza, así os enseñaré que es de cobardes lo que hacéis.

El labrador, que vio aquella figura moviendo la lanza sobre su cara, creyó que lo iba a matar y con buenas palabras respondió:

–Señor caballero, este muchacho a quien estoy castigando es mi criado, y es tan descuidado que cada día me falta una oveja del rebaño que tiene a su cargo. [23] que tiene a su cargo – за которые он отвечает Y miente cuando dice que no le pago su salario..

–Él que no puede mentir delante de mí ―dijo don Quijote―. ¿Cómo podéis decir tal cosa? Desatadlo y pagadle ahora mismo si no queréis que os atraviese con mi lanza.

El labrador bajó la cabeza y desató a su criado. Luego dijo a don Quijote:

–Lo malo, señor caballero, es que no tengo aquí dinero. Que se venga conmigo Andrés, que así se llama el chico, que yo le pagaré todo.

–¿Irme yo con él? ―dijo el muchacho―. No, señor; porque cuando esté solo me arrancará la piel.

–No lo hará ―dijo don Quijote―, basta con que yo se lo mande para que me tenga respeto y me lo jure por la ley de caballería.

–Mire, vuestra merced ―dijo el muchacho―, que mi amo no es caballero ni ha recibido ninguna orden de caballería. Que es Juan Haldudo el rico, vecino de Quintanar [24] Quintanar – Кинтанар-де-ла-Орден, деревня в провинции Толедо (автономное сообщество Кастилия – Ла-Манча) .

–Eso importa poco ―respondió don Quijote―, porque puede haber Haldudos caballeros. Cada uno es hijo de sus obras [25] cada uno es hijo de sus obras – аналог поговорки «что посеешь, то и пожнёшь»: титул рыцаря можно было как унаследовать, так и получить за собственные заслуги .

–Es verdad ―dijo Andrés―; pero mi amo ¿de qué obras es hijo si me niega el salario ganado con mi sudor?

–No lo niego, hermano Andrés ―dijo el labrador―, venid conmigo, que yo os juro por todas las órdenes de caballerías que os pagaré.

–Así lo haréis ―dijo don Quijote―; si no, os juro yo también que os buscaré para castigaros. Sabed que yo soy el valeroso don Quijote de la Mancha, el que deshace todas las injusticias y las ofensas.

Y dicho esto, se alejó montado sobre Rocinante.

El labrador se volvió hacia su criado y le dijo:

–Venid acá, hijo mío, que os quiero pagar lo que os debo como me ha mandado aquel deshacedor de ofensas.

–Hará bien vuestra merced en cumplir el mandamiento de aquel buen caballero; si no, volverá y hará lo que dijo.

El labrador cogió del brazo al muchacho y lo volvió a atar al árbol, donde le dio tantos azotes que lo dejó medio muerto.

–Llamad ahora ―decía el labrador― al deshacedor de ofensas, veréis que no deshace esta.

Por fin, lo desató y le dio permiso para que fuera a buscar a su juez. El muchacho se fue llorando y el labrador se quedó riendo.

Así deshizo esta injusticia el valeroso don Quijote; el cual, muy contento con lo sucedido, y satisfecho con el inicio de su nueva vida caballeresca, iba diciendo:

–¡Oh, dichosa tú, Dulcinea del Toboso!, por tener a tu servicio a tan valiente y famoso caballero como es don Quijote de la Mancha.

Iba andando tranquilamente cuando descubrió un numeroso grupo de gente. Eran unos mercaderes [26] mercaderes – купцы toledanos que iban a comprar seda a Murcia. En cuanto los vio, don Quijote se imaginó que aquello era otra aventura y quiso imitar todo lo que había leído en sus libros.

Pensando que eran caballeros andantes, se puso bien derecho sobre el rocín, sujetó el escudo, y con lanza en la mano se colocó en medio del camino. Cuando los mercaderes estuvieron cerca de él, don Quijote levantó la voz y con un tono autoritario dijo:

–Todo el mundo se detenga y nadie pase de aquí si no afirma que no hay en el mundo doncella más hermosa que la emperatriz de la Mancha, la sin par [27] sin par – несравненная Dulcinea del Toboso.

Al ver y oír a aquella extraña figura, los mercaderes se pararon, y uno de ellos dijo:

–Señor caballero, nosotros no conocemos a esa buena señora. Mostrádnosla, pues si es de tanta hermosura como decís, de buena gana afirmaremos la verdad que nos pedís.

–Si os la mostrara ―contestó don Quijote―, ¿qué mérito tendríais vosotros en afirmar una verdad tan notoria? La importancia está en que sin verla lo tenéis que creer, afirmar y defender; si no, conmigo habéis de pelear.

–Señor caballero ―respondió un mercader―, ruego a vuestra merced que para no equivocarnos afirmando una cosa jamás vista ni oída por nosotros, nos muestre algún retrato de esa señora. Que aunque en su retrato aparezca tuerta [28] tuerta – косоглазая, кривая на один глаз , por complacer a vuestra merced diremos en su favor todo lo que quiera.

–No es tuerta, canalla ―respondió don Quijote lleno de ira―; no es tuerta ni encorvada [29] encorvada – сгорбленная , sino bien derecha. Pero ¡vosotros pagaréis esta mentira que dicho contra una belleza como la de mi señora!

Terminó de decir esto y atacó con la lanza al mercader con tanta furia que si Rocinante no tropieza y cae, lo hubiera pasado mal el atrevido comerciante.

Cayó Rocinante y su amo fue rodando un gran trecho [30] trecho – расстояние, отрезок земли por el campo. Mientras intentaba levantarse decía:

–No huyáis, gente cobarde, que estoy aquí tendido por culpa de mi caballo.

Uno de los mozos de mulas, cansado de oír tantos insultos, se acercó a él, rompió la lanza en pedazos y le dio tal paliza que ya no le fue posible levantarse de lo dolorido que tenía todo el cuerpo.

Capítulo V

Don Quijote regresa a su aldea

En esta situación se encontraba cuando pasó por allí un labrador de su mismo pueblo y vecino suyo, que viéndolo tirado en el suelo paró a ayudarlo. El labrador le descubrió la cara, se la limpió, que la tenía cubierta de polvo, y al reconocerlo le dijo:

–Señor Quijana ―que así se debía de llamar él antes de perder el juicio [31] perder el juicio – потерять рассудок y hacerse caballero andante―, ¿quién ha puesto a vuestra merced de este modo?

Pero él seguía en sus pensamientos y no contestó nada. El labrador lo levantó del suelo y lo subió sobre su asno. Recogió las armas, las puso sobre Rocinante y se dirigió hacia su pueblo. En el camino, don Quijote llamaba al labrador Rodrigo de Narváez o Marqués de Mantua, confundiéndolo con estos personajes de los libros que había leído, y él mismo decía ser unas veces Valdovinos, y otras, Abindarráez.

Al oír estas locuras, dijo el labrador:

–Mire, señor, que yo no soy don Rodrigo de Narváez ni el Marqués de Mantua, sino Pedro Alonso, su vecino; ni vuestra merced es Valdovinos ni Abindarráez, sino el honrado señor Quijana.

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