Vladímir Eranosián - 90 millas hasta el paraíso

Тут можно читать онлайн Vladímir Eranosián - 90 millas hasta el paraíso - бесплатно ознакомительный отрывок. Жанр: Криминальный детектив, год 2020. Здесь Вы можете читать ознакомительный отрывок из книги онлайн без регистрации и SMS на сайте лучшей интернет библиотеки ЛибКинг или прочесть краткое содержание (суть), предисловие и аннотацию. Так же сможете купить и скачать торрент в электронном формате fb2, найти и слушать аудиокнигу на русском языке или узнать сколько частей в серии и всего страниц в публикации. Читателям доступно смотреть обложку, картинки, описание и отзывы (комментарии) о произведении.

Vladímir Eranosián - 90 millas hasta el paraíso краткое содержание

90 millas hasta el paraíso - описание и краткое содержание, автор Vladímir Eranosián, читайте бесплатно онлайн на сайте электронной библиотеки LibKing.Ru
El libro “90 millas hasta el paraíso” será de interés para un amplio círculo de lectores que son aficionados al género del detective político y del thriller histórico. El argumento se basa en acontecimientos reales y narra acerca del más escandaloso en América Latina“kidnapping” del año 2000, el secuestro del niño cubano Elián González. El proceso judicial ligado a este asunto se convirtió en un show político sin precedente con la participación de los más altos líderes de estados, agencias de inteligencia y clanes de gánsteres. A opinión del autor, el Comandante Fidel Castro tenía en este caso y sus motivos personales para el retorno del niño a la Patria. Pero los principales protagonistas de la novela son individuos habituales, que no admitieron ni las amenazas, ni el chantaje, ni el soborno y lucharon por Elián hasta el fin en esta historia increíble.

90 millas hasta el paraíso - читать онлайн бесплатно ознакомительный отрывок

90 millas hasta el paraíso - читать книгу онлайн бесплатно (ознакомительный отрывок), автор Vladímir Eranosián
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¡No hables así! ¡Encontraron sus restos en Vallegrande, Bolivia y con honor volvieron a ser enterrados en Santa Clara! ¡Los hallaron al cabo de treinta años! – se indignó Elizabeth.

– Sí, he oído hablar que los indios bolivianos adoran al Gran Comandante no menos que nuestros comunistas – se expresó Lázaro. – Los habitantes de Santa Cruz y Vallegrande hasta quedaron amargados, cuando les quitaron a ellos los huesos…

– ¡No te atrevas! – le gritó Eliz.

– Tu misma empezaste sobre el Che tuyo – le reprochó Lázaro – Sabes perfectamente que a mí me hacen rabiar los cuentitos acerca de las hazañas heroicas de los guerrilleros. Mejor bajemos a la tierra. Sea como sea, aquí todo es más interesante. Y más aún – en Miami. Es que tú tienes ahí parientes. ¡Hay que largarse en esa dirección!

– ¡Tonterías! – resopló Eliz. – En Cuba me conviene todo. Tengo un trabajo estupendo en Varadero. No estoy necesitada de nada. Mi ex marido gana bastante bien…

– ¡Esposo! –un ataque de ira se apoderó de Lázaro – ¡Parece que nunca podrás olvidar a tu Juan Miguel!

– Déjate de celos. Los dos somos como hermano y hermana – lo decía excusándose la joven mujer.

– ¡Abre los ojos! ¿Él gana? – hablaba con histeria – ¡Él es cero! ¡Estarás metida un siglo en este pozo, sin haber visto el mundo! ¡Tú no cambiarás estos céntimos por un paraíso verdadero! ¡Solamente en los Estados Unidos seremos felices, vamos a tenerlo todo!

– ¿Es qué no hay mendigos allí? ¿No hay guetos? – no lo aceptaba la testaruda – ¿Allí no hay que trabajar? ¿Allí todos son ricachones y no hay camareras y lavaplatos? ¿Ellos mismos se autoservirán? ¿Los niños de la población de color van a los colegios prestigiosos a la par con los hijos de los millonarios?

– ¡Estúpida! – comenzó a refunfuñar Lázaro – ¡Seremos ricachones! Ganaré tanto dinero, que ni en sueños lo ha visto tu torpe maridito. ¡Estando aquí, lo ganaré en Cuba! ¿Sabes cuántas personas inteligentes quieren trasladarse hacia allá? ¡Miles! Yo les ayudaré. ¡Contrabando! ¿Has oído hablar de eso? El contrabando de cubanos. Mil dólares por cada uno que ha sido trasladado a Miami. Ganaré millones, y tú y yo vamos a vivir como en un cuento. Y no en este país olvidado por Dios, sino en un verdadero paraíso. ¿Lo has concebido?

Elizabeth sin hablar se quitó la ropa interior de color azul turquesa, luego el brazalete y se vistió, lo que enfureció finalmente a Lázaro. Apenas conteniéndose, este vociferó:

– ¿Me quieres humillar no aceptando mis regalos?

– Simplemente no sé qué voy a decirle a Juan Miguel, si él me ve luciendo tal ropa interior y llevando este brazalete.

– Amor mío – haciendo de tripas corazón, se puso a gorgorear Lázaro – no me complace de ningún modo que sigas viviendo bajo un techo con tu ex maridito, y posiblemente, debería resignarme a que él, hasta en estos minutos, te pueda contemplar en la ropa interior. En doce años de matrimonio ha podido verte hasta en aspectos mucho más quisquillosos. Espero que ahora no tenga tal posibilidad… Recuerda que he hecho un regalo de todo corazón. ¿Acaso, no te ha gustado? Es que esa ropa interior te queda muy bien, y llevando el brazalete pareces ser una reina española.

– Qué tiene que ver la reina… – Eliz volvió a derretirse. Echó una mirada al brazalete, pensando si hay fuerzas en ella para superar la tentación de no ponerse otra vez la hermosa prenda. Uno podía estar admirándolo infinitamente. Qué obra fina y delicada…

– Puedo decirle a Juan Miguel que el petrolero ruso se lo regaló a Lourdes y ella necesitaba con urgencia dinero. – Venció la tentación, Eliz se rindió.

– Niña inteligente – la felicitó Lázaro – reconozco a mi chica. Así agarrarás al flamenco de las dos patas – podrás sin miedo llevar el brazalete y le sacarás a Juan Miguel unos trescientos dólares.

¿De Juan Miguel? ¿Trescientos dólares? Esto es casi todo su ahorro… Susurró como hipnotizada Eliz. Ya era la hora de volver a casa. Nunca se atrevería a cometer tal engaño… Si la joya no luciera de manera tan encantadora. No es una pieza de artesanía de conchas, ni siquiera de coral negro enmarcado en plata. Una verdadera obra maestra de joyería. Ella misma es como una reina española… En aras de tal maravilla uno puede acudir a un pequeño engaño.

Eliz se sentó en el coche de Lázaro para irse a Cárdenas. En su mano brillaba el brazalete, y en la bolsita llevaba la nueva ropa interior. En su cabeza se había ideado una leyenda precisa y muy verídica acerca de las imprevistas adquisiciones. La chica se disponía a exponer lo inventado al ex esposo, cuyo respeto era lo último que ella no quería perder.

Se perdonaba diciendo que Juan Miguel le había prometido comprar algo muy caro inmediatamente después de que naciera Eliancito, pero resultó que no había cumplido lo prometido. Él es bueno. Uno puede manejar a Juan Miguel como un guiñol. Lo simplón que es. ¡Oh, si en aquellos años no hubiera sido tan descuidado! Lázaro, sí, es otra cosa. Este hombre sabe lo que desea y qué es lo que quieren las mujeres. Cada uno cree en lo suyo y se traiciona siempre del mismo modo.

Cárdenas, municipio de Matanzas, Cuba

Juan Miguel dormía tranquilamente, abrazado a su pequeño Elián, envuelto cuidadosamente en una tierna manta de plumón, que le había regalado al nieto la abuela Raquel – la mamá de Elizabeth.

Todo el día el chiquillo estuvo jugando con los niños vecinos. Primero al béisbol y luego al fútbol. No, por ahora no le invitaban a jugar en el equipo. Todavía es pequeño. Pero corrió hasta hartarse y varias veces pudo chutar el balón cuando este salía fuera del campo.

Papá todo el tiempo estaba al lado suyo. Después de uno de los sucesivos “out”, cuando la pelota volvió a hallarse muy cerca de Eliancito, el niño, sin pensarlo siquiera, se lanzó hacia ella, y le dio con todas sus fuerzas y se precipitó a correr tras esta, apartándose así del campo de fútbol. Lo alcanzó el ochoañero Lorenzo, el capitán del equipo que iba perdiendo, contrariado de su propia incapacidad. Él gritó furiosamente a Eliancito, echando una sarta de exigencias, que le diera la pelota:

– ¡Dámela! ¡Esta es mi pelota! ¡No nos molestes cuando jugamos!

Al haber quitado el objeto anhelado, el fiñe 5 5 Chico – se usa solamente en Cuba ahí mismo lo puso en juego, haciéndolo sacar de la banda del campo.

Hubo un segundo de compasión entre los espectadores respecto al desanimado Eliancito, cuyos ojos se humedecieron de una amargura insoportable. Y luego todos, con admiración sincera, siguieron los momentos del juego. Solo el padre concibió la “gran tragedia” del pequeño Elián, el cual vino corriendo hacia él para compartir su ofensa.

– No hay nada de malo – le guiñó el ojo al hijo – Pasados dos años estarás crecidito y vas a jugar como el argentino Diego Armando Maradona, el rey del fútbol. Y entonces, querrá venir a Cárdenas 6 6 A fines de los años noventa la estrella del fútbol Diego Armando Maradona realmente arribó a Cuba, invitado por Fidel Castro para pasar un curso de cuatro años de rehabilitación contra la drogadicción. . Le será curioso contemplar a un niño, que se hizo tan mago en el juego, como el propio Maradona. Y cuando te vea, te entregará personalmente una verdadera pelota de fútbol con su autógrafo.

Eliancito, inmerso en el cuento de su padre, casi se olvidó de la humillación que acababa de sufrir. En su rostro de repente se manifestó una “perfidia infantil” – él se imaginaba cómo hacía gambetas con la pelota con rombos negros ante los ojos de su ofensor, del capitán de ocho años de la selección del barrio, después de lo cual el niño es admitido al equipo y Elián mete un gol.

– ¿Papá, Maradona no puede venir antes? – preguntó el chiquillo a su papá.

– No, ahora tiene problemas con el calzado – contestó rápido Juan Miguel – No tiene con qué jugar. Las botas de fútbol se rompieron después de un sucesivo partido, y es que él estaba muy acostumbrado a estas.

– ¿Cómo se rompieron? – se sorprendió el niño.

– Es que demasiado fuerte chutó la pelota…

– Que se ponga otras botas nuevas – continuó Eliancito.

– El asunto es que él más bien se verá frustrado, porque empezará usando otras botas. Sus piernas no se sentirán cómodas llevando un calzado nuevo. Esto es como tu casa natal. Alguien quizás pueda tener un apartamento más espacioso con hermosos muebles, pero estando de visitas en algún lado, sueñas solamente una cosa, hallarte en tu casa donde eres dueño de ti mismo, donde la limpieza y el orden dependen solo de ti, donde no están desparramados los juguetes. ¡Y estás contento! Te alegran los huéspedes, siempre y cuando no se comporten groseramente en tu casa, aprovechando tu hospitalidad. En este caso, naturalmente, pedirás de manera cortés a tus visitantes, muy exaltados, que vuelvan a casita.

– ¡Volver a casita! – repitió el niño estas palabras y no se sabe por qué empezó a reír a carcajadas.

– Y tú dices: “Botas nuevas” … – resumió Juan Miguel – cuando Maradona repare sus botas queridas, entonces él vendrá a verte.

– ¿Cuándo las reparará? – Elián quisiera saber eso.

– Habrá de ser dentro de dos años – con pleno conocimiento de la causa, respondió papá – Cuando seas ya un delantero conocido.

– ¡Ah! – exclamó Elián – ¡Es que hay tiempo todavía! ¡Podré entrenar!

El ánimo del niño mejoró considerablemente. Volvió a correr hacia el borde del campo esperando recibir un pase, aunque siendo por error este, y no era importante de quién.

No hubo tal pase. La causa no era la avaricia de los niños, sino un caso de fuerza mayor que interrumpió el partido de fútbol. Uno de los chicos, salvando la portería, golpeó con tanta fuerza la pelota que esta cayó exactamente en el camino carretero. Echó a rodar hacia abajo por el empedrado y acertó a dar bajo las ruedas de un “Škoda” de alquiler. El turista español que conducía el coche, al oír el estallido, en ese mismo momento se puso en guardia. El turismo de poca cilindrada continuaba moviéndose. Eso significaba que no había causas de preocupaciones.

El cuadro que se abría ante los ojos de los niños del barrio, no era nada agradable, era una arrugada pelota de cuero con dos agujeros y ya no era apta más para jugar. Un pillo del equipo de Lorenzo alzó los restos de la pelota y, metiendo la mano en el orificio, pudo calmar al capitán diciendo:

– ¡Si la pelota estuviera entera, los despedazaríamos como a gatitos ciegos!

– ¡Así es! – aprobaron la declaración los restantes miembros del equipo – ¡Como a cachorros mudos!

Lorenzo, el “propietario” de la pelota magnífica o, mejor dicho, de lo que quedó de esta, hasta el último momento seguía estando en completa postración, de repente concibió que la derrota del equipo del odioso Enrique, condiscípulo-pendenciero, podría ser disputada en tiempos mejores. Los amigos de Enrique jugaban mejor y en esos segundos llegó una salvación inesperada. Lamentaba mucho lo ocurrido, pero, como se expresa su abuela de Miami, la cual visita al nieto una vez al año, “no hay mal que por bien no venga”. Justamente ella envió de Estados Unidos esta muestra futbolística.

– ¡Pues, olvidemos lo de la pelota! – opinó sobre eso el fanfarrón pequeño – mi abuela querida me enviará una pelota como esa y hasta aún mejor. ¡Entonces jugaremos el partido! ¡Y eso no les saldrá bien! – dijo de manera amenazante, dirigiéndose a los contrincantes, tomó la pelota pinchada y, sin lamentarse, la tiró al contenedor de basura.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать


Vladímir Eranosián читать все книги автора по порядку

Vladímir Eranosián - все книги автора в одном месте читать по порядку полные версии на сайте онлайн библиотеки LibKing.




90 millas hasta el paraíso отзывы


Отзывы читателей о книге 90 millas hasta el paraíso, автор: Vladímir Eranosián. Читайте комментарии и мнения людей о произведении.


Понравилась книга? Поделитесь впечатлениями - оставьте Ваш отзыв или расскажите друзьям

Напишите свой комментарий
x